Cuando nos vemos encerrados en un mar de preguntas, sin muchas respuestas para salir a flote de esa gran marea, nos parece justo y tal vez más fácil, pensar que por tales o cuales situaciones la vida es injusta.
Se ve injusta, se siente injusta e incluso sabe injusta. Pero, ¿Es realmente injusta? Cada persona, una respuesta.
Cuando estamos cansados de elegir mal, o al menos, sentir que elegimos mal, tenemos la costumbre de querer abandonar, porque es más fácil. Es más fácil, ciertamente, pero a la vez, más vacío.
Decimos que la vida es una sola, que es corta (aunque, si la sabemos aprovechar, puede que sea tan eterna como nos plazca), que es lo más preciado (obviamente), pero solo lo decimos. No lo sentimos, lo decimos automáticamente como si de un cliché se tratara. Pero aun así, MUCHOS (muchísimos) no lo sentimos.
No digamos cosas que no sentimos. Tampoco tratemos de sentirlo todo, para decirlo todo. Con lo justo alcanza, (y como quien dice) sobra. No esperemos a que la vida sea justa para salir y vivirla, no esperemos a que las decisiones y elecciones sean sencillas para salir a decidirlas. No pensemos que el destino es solo un objeto abstracto, pensemos en el destino como instrumento y así, como arma para ser lo que se quiere ser.
Bien o mal, la vida es cuesta arriba, y si, es probable que llegando a la cima, o una vez en ella, nos bajen unos cuantos metros bajo tierra pero...el trayecto en subida es la verdadera escencia.
Todos hablan de un inicio y un final...se olvidan del relleno de ese inicio y de ese fin, ese trayecto es hermoso, y a veces no tanto, pero hay que saber tenerlo, aceptarlo, apreciarlo y VIVIRLO! :D
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